PROBLEMAS ESTRUCTURALES EN ESPAÑA



No es una novedad que la economía española dejó de ser una gran influencia en la UE hace ya tiempo. Debido a las múltiples dificultades que posee para recuperar su influencia en el continente, España ha sufrido una pérdida evidente de poder, lo cual repercute negativamente en la sociedad española y ralentiza cualquier tipo de recuperación económica o procedimiento de transformación en caso de crisis o recesión.

        



Son muchos los que culpan a la política económica como la responsable de esta pérdida de poder. Pero, en realidad, para comprender esto con mayor profundidad se requiere el previo estudio de las razones históricas que limitan nuestro crecimiento.

Se presentan  aquí algunas de las que causan más conmoción: 

1. Déficit estructural abultado.

España presentó en 2021 el sexto mayor déficit de la zona euro. Además, el FMI ya ha advertido de que el déficit estructural permanecerá en el 4% en los próximos años. La deuda pública, por su parte, está en el 120% del PIB, que duplica lo establecido por la UE. 

2. El exceso de carga fiscal

Los impuestos en España son muy elevados atendiendo a las quejas y demandas de instituciones, empresarios y trabajadores independientes. Además las grandes figuras tributarias consiguen ahogar la actividad económica.

La brecha fiscal en España es superior a la de la media en la OCDE. Todo esto se ve agravado al analizar como el resto de países europeos han logrado reducirla en los últimos años, mientras que en España estos valores se han mantenido constantes.

3. Paro excesivo.

España tiene la mayor tasa de paro de Europa. Hay más de 3,2 millones de parados y la tasa de empleo está en el 58,5%, por debajo del nivel previo a la pandemia. El 60% de los contratos anuales fueron fijos o a jornada parcial. Con esta información junto con la precariedad que azota a la juventud nacional nos permite afirmar que la economía española no crea empleo.

4. Elevado déficit público.

España sigue siendo uno de los países de la UE con más déficit público y apenas ha reducido este desfase presupuestario en los últimos años. Es tal la preocupación que incluso a la Comisión le preocupa que el aumento de gasto público que caracteriza el gobierno Español.

5. Envejecimiento.

El envejecimiento de la población española plantea dos grandes retos. Por un lado la sostenibilidad del sistema de pensiones, un problema que la reforma de 2013 abordó con la introducción de dos estabilizadores automáticos (el factor de equidad intergeneracional y el de revaloración anual). Y por otro lado el crecimiento del gasto sanitario.  Este segundo problema es más grave todavía que el de las pensiones, pues, a pesar de contar con los mejoras de la medicina preventiva, el gasto en salud es un "bien superior" -cuya demanda se acentúa con la renta- y  no hay medidas que lo moderen.

6. Desigualdad
En España la desigualdad de renta y riqueza es elevada (aunque disminuye cuando se mide no en términos de renta, sino de gasto, incluidos bienes públicos gratuitos).
Esa desigualdad no está motivada -como en Estados Unidos- por la acumulación de renta en el 1% de la población más rica, sin que se explica en un 80% por el desempleo. Por eso, en España la política más eficaz para reducir la desigualdad es reducir el desempleo.
Las diferencias de empleo provocan no solo desigualdad directa en las rentas del trabajo, sino también en las prestaciones sociales (como pensiones y seguro de desempleo), con frecuencia vinculadas al empleo previo. La inexistencia de igualdad económica se demuestra gracias a la escasa movilidad social y la estrecha correlación entre el nivel educativo de los padres y el de sus hijos.


                      

Esa desigualdad no está motivada -como en Estados Unidos- por la acumulación de renta en el 1% de la población más rica, sin que se explica en un 80% por el desempleo. Por eso, en España la política más eficaz para reducir la desigualdad es reducir el desempleo.
Las diferencias de empleo provocan no solo desigualdad directa en las rentas del trabajo, sino también en las prestaciones sociales (como pensiones y seguro de desempleo), con frecuencia vinculadas al empleo previo. La inexistencia de igualdad económica se demuestra gracias a la escasa movilidad social y la estrecha correlación entre el nivel educativo de los padres y el de sus hijos.


La economía española ha mostrado una desaceleración de su crecimiento económico en los últimos años debido al aumento de la deuda pública, el desempleo y la escasa inversión. También han provocado la disuasión a muchos inversores extranjeros de invertir en el país, lo que ha llevado a una reducción de la inversión extranjera directa que a su vez genera un aumento del desempleo y de la productividad.
Esta serie de disposiciones han colocado a la nación española en un lugar no muy admirada por el resto, y esto provoca la pérdida de poder negociación internacional y prestigio comercial. Se convierte todo en un círculo cíclico del que difícilmente se puede salir sin aceptar los perjuicios o daños colaterales que permitirán la reestructuración del panorama económico en España. 

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